Ya desde el periodo Neolítico – se empleaba en muros y cimientos - el yeso forma parte de la historia de la humanidad, convirtiéndose en uno de los materiales de construcción más antiguos. Los asirios utilizaban uno conocido como alabastro. En Çatal-Hüyük,(Turquia), 9000 años a.c, se pueden encontrar guarnecidos de yeso y cal, con restos de pinturas al fresco. También en la antigua Jericó, 6000 años a,c, está referenciado el uso de yeso moldeado.
En el antiguo Egipto, 6000 años a.c, se preparaban argamasas a partir de yeso y es éste el material empleado para sellar las juntas de los bloques de la Gran Pirámide de Giza (3000 años a.c). Diferentes culturas posteriores como los sasonidas, los omeyas, los griegos – que lo denominaban gypsos -, los romanos y los árabes en España, lo utilizaron para diferentes aplicaciones.
En el siglo XVIII se generalizó su uso en Europa. Lavoisier presenta el primer estudio científico sobre él en la Academia de las Ciencias. Posteriormente, t`Haff y Le chatelier describieron en diferentes estudios los procesos de deshidratación de este material.
El yeso se empezó a utilizar de forma masiva con los árabes en España y desde entonces ha estado ligado a la tradición constructiva de nuestro país fundamentalmente por tres factores:
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